Y claro, casi otros dos años han pasado desde la última vez que me aparecí. El año 2010 fue el año más caótico de mi caótica vida. Cerré mi tienda y tiré la llave al mar... Mi parejo decidió irse para siempre, emparejarse nuevamente a los dos meses y hacerse el loco. Ahora me doy cuenta que tanta incomunicación y tanta descoordinación en nuestras vidas también tenía una dosis de desinterés, o más bien, de interés puesto en otro lado. Y pucha que me dolió. Lo que más me dolió, hasta ahora, fue la falta de honestidad. Que no haya tenido yo los cojones para decir "algo raro está pasando aquí", porque uno siente en el ambiente cuando las cosas están desintegrándose... y que él no haya tenido lo cojones de reconocer que su corazón andaba hace rato por otros lados. Frente a la comodidad de una cotidianidad adormecida, es difícil tomar aire, respirar profundo y tirar las cartas sobre la mesa. Todas las cartas. Pero me ha servido para entender qué cosas no quiero más en mi vida: ya no quiero lo seguridad de la falsa estabilidad, ya no quiero más conformarme, ya no quiero hacerme la loca con mi guata que me habla cada vez que percibe algo raro. He aprendido a escucharme, y repetir en voz alta lo que estoy sintiendo para no darle cabida a mi propia indiferencia. Tantas cosas han pasado en estos dos años... me han roto el corazón nuevamente, pero esta vez viví cada minuto como si fuera el último y aunque sufrí luego como una bestia, no me arrepiento de nada, porque fui honesta con lo que sentí. Que el otro no haya estado preparado para recibirlo fue su problema.
Y ahora nuevamente me encuentro en una situación intensa... Sin saber ni cómo ni cuándo, me enamoré de un hombre; pero no de cualquier hombre... del más difícil: casado, con hijos y vive en el extranjero. Hemos pasado un mes de romance a la antigua, escrito, utilizando todos los medios que la tecnología nos permite. Amo su valentía. Al poco darnos cuenta que este amor era algo grande, fue honesto con su mujer y le contó todo. Ahora ella pide una última oportunidad... tres meses de terapia de parejas y que cortemos la comunicación en el intertanto. Aceptamos. A regañadientes, pero aceptamos. Con el corazón destrozado, pero aceptamos. Si es verdadero, este amor sobrevivirá tres meses. Han pasado apenas dos días desde que dejamos de vernos y me siento morir. Morir de amor, como en las películas...